El Grupo C africano dio un giro inesperado tras la sanción a Sudáfrica por alinear a un jugador no inscrito: la retirada de puntos ha reabierto la lucha por el primer puesto, y Nigeria vuelve a estar en la pelea. El próximo rival de Nigeria será Lesoto, que sigue vivo en lo matemático, aunque sus opciones reales son muy limitadas. Para Nigeria, este encuentro es una final: solo vale ganar, y mejor con autoridad.
Lesoto sumó tres puntos por la victoria administrativa ante Sudáfrica, pero sobre el terreno solo ha ganado uno de sus ocho partidos. Es un equipo conservador, muy centrado en defender, pero con serios problemas para convertir sus pocas ocasiones. Ha anotado solo cuatro goles en toda la fase, aunque también ha encajado pocos, lo que le convierte en una de las selecciones con menos goles totales del grupo. Además, juega sus partidos en casa en Polokwane (Sudáfrica), sin apoyo real de su afición. Frente a rivales como Nigeria, su capacidad ofensiva es casi nula.
La selección nigeriana ha tenido una campaña complicada: solo dos victorias en ocho encuentros, ambas frente a Ruanda. Sin embargo, el regreso de Victor Osimhen ha revitalizado el ataque. Su presencia en el área es decisiva y cambia por completo el panorama ofensivo del equipo. El empate ante Sudáfrica (1-1) parecía dejar a Nigeria fuera, pero la sanción a Sudáfrica le ha devuelto la esperanza. Ahora debe vencer a Lesoto para seguir con vida. No es una selección especialmente goleadora, pero tampoco concede mucho (media de un gol encajado por partido).
La diferencia de calidad y la motivación están claramente del lado de Nigeria. Lesoto sabe defenderse, pero no tiene herramientas para sorprender a un rival de este nivel. Nigeria controlará el partido, dosificará esfuerzos pensando en el siguiente compromiso y buscará una victoria sin apuros, pero sin necesidad de arrasar.
